Esta es una nueva entrada para mi diario, luego de una semana que, aunque no ha sido tan agitada, ha estado muy revolcada.
Comenzamos con el martes. Fue un día importante porque tuve la oportunidad de poner a prueba mi nuevo método de trabajo con una prueba de fuego: El examen final de la materia «Arquitectura de Computadores». ¿Recuerdas, mi querido lector, que era un talón de Aquiles para mí?
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Ahora bien, había presentado antes una exposición que me pareció demasiado buena. Seguí, al igual que antes, mi nueva técnica, lo que dio como resultado una preparación previa que incluyó, además de una buena repasada a todos los conceptos del tema a exponer, un material de apoyo que, a mi modo de ver, estuvo bien bonito.
Pero ahora llegaba la prueba final. Éste examen decidiría si vencería, por fin, mi gran problema con las materias relacionadas con la electrónica: ¿Era acaso que me cierro a todo aquello que tuviera que ver con tal tema? ¿O era que, definitivamente, mi mente nunca sería capaz de trabajar con tales aspectos?
Objetivo:
Resolver el examen final.
Restricciones:
- Se debe terminar completamente el examen en el tiempo permitido para el mismo.
- Las respuestas deben ser lo más correctas posibles:
- Si no conoces alguna respuesta en su totalidad, debes usar la lógica.
- Ante ecuaciones matemáticas concretas, coloca la fórmula y deja que el “instinto” haga el resto.
- Si descubres un error en un ejercicio que has resuelto anteriormente, espera hasta el final de todos los demás, para corregirlo todo.
- Debes usar la tabla de fórmulas y datos previamente establecida de manera responsable para ello, no desperdicies tiempo leyendo mucho, sólo lo que necesitas.
- Cualquier pensamiento que pudiere sacarme del momento del examen debe ser detenido de inmediato.
- Evitar cualquier distracción posible.
El plan estaba hecho, y todo estaba listo. Así, llegué a tiempo al lugar de la prueba (Por primera vez en mucho tiempo, debo admitir), tal vez motivado por el miedo a no tener tiempo suficiente para responder, porque sabía que las preguntas implicarían mucho tiempo de desarrollo, o tal vez motivado por el objetivo en sí mismo. No lo sé a ciencia cierta.
Lo cierto es que tuve tiempo de fumar un rato, beber algo, descansar y quitarme el sudor de mi espalda, antes de entrar a confrontar a mis demonios.
Así que ahí estaba, fuera del bloque donde tendría mi prueba unos minutos después, caminando de un lado para el otro, como tigre enjaulado, con los objetivos y las restricciones pasando por mi mente una y otra vez, con un cigarrillo a medio carburar en mi mano y todo tipo de pensamientos, miedos y dem…
Llegó el profesor.
Era la hora de la verdad.
Subí al salón, bicicleta en mano, directo al paredón.
No tenía idea de cómo iban a salir las cosas…
… Pero, si todo hubiera salido mal…
… No habría historia que contar, ¿o sí?
Iniciar…
Tres días después estaba revisando mi registro de notas con muchas expectativas. Después de todo:
- El objetivo se cumplió, con todas sus restricciones y, aún cuando solo dieron una hora para resolverlo, me sobró tiempo para repasar y corregir todo aquello en lo que me hubiera equivocado (Y, si te lo preguntas, sí, tuve que corregir algo, mi querido lector: Una de mis respuestas).
- Las preguntas sólo fueron dos, sólo fueron de teoría y fueron, a mi modo de ver, demasiado fáciles de responder.
Así que ahora estaba esperando que la computadora me mostrara la lista con las notas actualizadas de todas las materias que he visto hasta el momento, con la fe de que el profesor ya hubiera registrado en el sistema la nota correspondiente a aquel martes.
5.0
¡CINCO! Bendita sea mi mente, pude sobrellevar mis miedos y vencer a mis demonios (Ahora es que llegue algún metiche y diga «¡CASI QUE NO!»).
Sin embargo, ese sólo fue el comienzo. De ahí en adelante, he estado lleno de trabajo y pedaleadas, una tras otra. Que un cliente, que la oficina, que las clases, que mi maestro de coro que también me pidió un servicio con su computadora, que suba, que baje, etc…
Sí, la cosa ha estado bastante intensa esta semana, a duras penas he tenido tiempo de parar en las noches para descansar en mi bar favorito, con mi amigo Nelson, quien ha sabido recibirme como es debido.
Sin embargo, debo decir que me siento agradecido, con mi psicoterapeuta por haberme encaminado en este método, y a mi mente por encontrar la manera de lograrlo. He vuelto, al menos en parte, a aquellos tiempos en los que era un «nerd» y aprendía, y aplicaba lo aprendido, como siempre me ha gustado.
Tarde, para variar… Pero me gusta cómo va la cosa. Aunque, como era de suponerse para comenzar, mis procesos ahora van como la tortuga contra la liebre: Lento pero seguro. Sin embargo, quiero recalcar que el éxito de este trabajo, he notado, depende más de las restricciones que del objetivo en sí mismo. Entre mejor planteadas estén, más éxito he de tener y eso, mi querido lector, es bastante interesante para mi tratamiento.
Digo, no me gusta la electrónica y considero firmemente que ése no es mi campo, pero al menos ahora puedo defenderme frente a pruebas que le enfoquen.
Llegarán nuevas misiones y estaré colocando sus resultados conforme los vaya obteniendo. Por ejemplo: Debo aprender el lenguaje de programación Python en mi tiempo de vacaciones.
Pero, por el momento, me despido.
Por cierto… Pronto comenzaré de nuevo con las poesías, las encontrarás en la sección «Sentimientos» de esta misma página WEB.
Buenas noches…