21 de Marzo de 2017: Informe de «Guerra»

De pronto, el tiempo ha pasado. Y sí, mi querido lector, el devenir me ha traído a un momento que jamás imaginé que llegara a ocurrir

Tal vez lo sepas, es muy sensato que sepas a qué me refiero, sólo con el título de esta entrada. Mi hermano ha sido una de esas personas tóxicas, completamente nauseabundas para la vida de ciertas personas… Y, lamento decirlo, soy una de esas.

Al fin de cuentas, todos los que me conocen saben mi opinión: Lo único que comparto con el hombre que tengo que llamar «hermano» es una serie de letras en una cadena de ADN, y daría lo que fuera por poder borrarlas.

Eso, entre otras muchas razones, me forzó a llegar con mi actual psicoterapeuta. He hecho varios trabajos con él sobre mi mente, algunos de los cuales han sido relatados en estas páginas digitales. Sin embargo, ahora viene la parte difícil: Debo escribir aquí aquellas cosas que me incitan ira hacia todas las situaciones que la impulsen relacionadas con él. Debo documentarlas, tratar de comprenderlas a medida que las escribo y, más importante aún, debo conversarlas con varias personas, o con mis voces. Tratar de entender su origen y proceso y, por supuesto, encontrar formas para mitigar el riesgo.

Hasta ahora, todo ha ido bien. Algunas de las cosas que he hecho para controlar mis situaciones con él han sido exitosas más allá del límite de lo que creí posible. Pero sospecho que se está dando cuenta de mis intenciones y planes de acción y, por añadidura, estará tratando de encontrar otras alternativas para volver a su zona de confort: Tratar de esclavizarme para sus propios fines, por todos y cualquier medio posible.

No lo culpo por intentarlo: Al fin y al cabo, todo ser humano quiere estar en su zona de confort todo el tiempo o, si no puede estar en ella, modificarla para no tener la inherente necesidad de salir de ahí… O modificar su entorno lo suficiente para que se adecue a ella en todo momento.

Sin embargo, las fichas siguen moviéndose, y el juego continúa con su curso. Una de mis grandes ventajas es que él no lee estas páginas, tal vez por desdén hacia mi propio devenir o, lo que creo más probable, le da pereza intentarlo. Todo el que sabe a qué me refiero sabe que él es así y, en contraste con su tóxica personalidad, que es lo mejor… Para todos.

Espero, mi querido lector, que este ajedrez humano siga su curso de la manera en que lo deseo. Lo cierto es que no quisiera, y eso lo he discutido con mi terapeuta, usar cualquier ardid disponible para algún tipo de vendetta personal. Aunque sabes, si me conoces, mi querido lector, que mis acciones serían justificadas y mis motivos serían absolutamente válidos, me he preguntado repetidamente: ¿Tiene acaso sentido alguno pretender que juego a ser la mano del karma?

 

 

No, la tercera ley de Newton es, por mucho, absoluta para muchos comportamientos humanos y, en éste caso, la vida se encargará de darle las lecciones que merece. Sólo tengo que tener paciencia, junto con todos aquellos a quienes mi hermano ha afectado, y cuyas historias contaré aquí en un futuro no muy lejano, para que la justicia por la que tanto he rogado durante tantos años llegue a saldar cuentas.

Mientras tanto, el juego continúa. Y yo, sin más, continúo mi tratamiento.

 

 

Buenas noches…

 

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