28 de Junio de 2021 – DSPT

Han pasado casi 6 meses desde que toco este blog. Y mi silencio ha sido por muy buenas razones.

La mayoría han sido estupideces, como el tiempo o el trabajo. Es normal, después de todo la vida adulta es así. Pero, si lo redujera a eso, estaría mintiendo, mi querido lector.

Te lo resumo en poquísimas palabras: MI MENTE SE ESTÁ DERRUMBANDO.

Mi trabajo, muy bien… Hasta ya me aceptaron como miembro… Visa (¿Qué, creíste que te iba a citar a Arjona así como así?), hasta ahora tengo un estilo de vida llevadero, con muchas de aquellas ventajas que un buen flujo de dinero, aunque odie decirlo, me puede dar ahora.

He visto muchas cosas, acerca de muchas cosas… Especialmente en Netflix, si puedes creerlo.

He descansado un poco, he salido un poco, he entrado un poco, me he cansado un poco…
En fin, he vivido… Un poco.

Y sin embargo, cuando se trata de dormir, las grietas empiezan a verse.

La rutina es siempre la misma: Me empieza a dar sueño a eso de las 11:30 de la noche, continúo con mis pendientes hasta que el sueño empieza a vencerme a eso de la 1:00 de la mañana, y voy a acostarme. Lavo los platos, si los hay para lavar, conecto mi teléfono a un parlante Bluetooth, pongo buena música suave, apago las luces, me acuesto, me cubro con las cobijas, mis ojos se cierran, y en medio de mi somnolencia… Comienza la guerra.

Lo primero que siempre sucede es que aparezco sentado en la misma mesa, en mi bar favorito. La mesa está vacía, no tengo ninguna bebida o comida frente a mí. Las primeras veces que esto sucedía disfrutaba un buen rock, o me sorprendía un poco de volver a ese lugar en mi mente… Hasta que ella aparece.

  • Hola.
  • Eh… Hola, buena noche.
  • ¿Será que podemos hablar?
  • Em… Eh… ¿Conmigo?
  • Sí, contigo.
  • Ahh… Supongo que… Sí, cla– Perdóneme, ¿Nos conocemos?
  • ¿Perdón?

Siempre es la misma mujer. Siempre. Y siempre es cierto que no la conozco… Especialmente porque su rostro es una mancha. Literalmente, no tiene rostro.

 

Su cabello siempre se ve de maneras, colores y formas diferentes, siempre viste distinto, siempre se peina distinto. Siempre tiene una voz diferente, incluso a veces es un susurro.

En esencia, mi querido lector, una desconocida. Pero me conoce, y siempre viene pidiendo lo mismo… Que hablemos.

  • ¿Es en serio?
  • Eh… Sí, ¿Por qué, no debería?
  • No puedo creer que me digas eso…
  • Lo lamento, pero es la verdad. Creo que se ha equivocado de per…
  • Bueno, no importa, ¿Será que podemos hablar?

Cuando hablamos, quiero decir, cuando lo permito, la cosa se pone más torcida. Siempre, en vez de sus palabras, escucho susurros, como si sólo fuesen murmullos, que se pierden entre los tonos que su voz emite, o entre las notas de la canción de turno. La dejo hablar, pero no habla. Sólo… Masculla, murmura.

A veces eso no es cierto. A veces, la consigna es entendible, y es más extraño.

  • Mira, lo que quiero que sepas es que estoy arrepentida. No sé por qué me estás tratando de esta manera, pero sí sé que te traté demasiado mal. Lo comprendo, y lo siento. Quisiera poder arreglar las cosas entre nosotros. Por favor, perdóname…
  • Perdóneme, es que no tengo idea de qué me está hablando. ¿Qué cosas? ¿De qué me habla?
  • ¡Tú sabes! Sabes quién soy…
  • Lo lamento, señora, temo que se ha equivocado de persona. Usted y yo nunca nos hemos conocido.
  • ¿Queeeeeeeeeeee?

Desde ese momento, he probado conversar con esta entidad. He probado dejarla hablar entre murmullos y algunas palabras. He intentado ignorarla, he intentado ponerle atención. He intentado perdonarla.

He intentado perdonarla, cielos. Y también he intentado no perdonarla.

Y al final, abro los ojos, y por fin trato de dormir. Sí, mi querido lector. No he estado dormido en ningún momento de esta historia.

Pero, para ese momento, ya he estado intentando dormir por, al menos, dos horas. Y me encuentro muy cansado cuando logro dormirme, sólo para que la mañana llegue, hasta el mediodía.

Me despierto pesado, a veces de mal humor incluso. Y aún me queda la pregunta en la mente: ¿Quién es esa mujer?

Porque es verdad, mi querido lector. No la conozco. No sé quién es.

Y eso sucede cuando la dejo hablar. Cuando no la dejo hablar se queda insistiendo en que quiere hablar. Si no es así, es que yo abandono el bar. Cuando no es así es que le grito, cuando no es así es que trato de deshacer la imagen mental, y a veces funciona… Sólo para que la situación se repita a la noche siguiente… Y a la siguiente… Y a la siguiente…

… Por 18 meses.

 

 

 

Sí, mi querido lector. No he podido dormir bien en 18 meses, por culpa de una mujer que no conozco.

Lo peor no es eso… Sino que en la mañana, cuando despierto, lo primero que me viene a la mente es algún destello de la escena que viví en la noche anterior. Tal vez por eso es que, a veces, me levanto de malas pulgas.

He probado de todo. Desde psicología hasta hechicería, pasando por licor, conversaciones e incluso otras personas. No he podido escribir en este blog hasta ahora, y ni hablemos de poesía. Sólo me dedico al trabajo, y al cigarrillo, con la esperanza de que no me dejen pensar en ella. Y lo logran… En el día, pero la noche, sin embargo, es otra cosa.

Ya no quiero esto, de verdad, estoy cansado, fatigado. Necesito descansar. Cada noche oro a Dios por que esta persona no aparezca, por tener una noche tranquila…

Y, sin embargo, ahí está. Todas las noches. Por un año y medio.

Estoy desesperado, mi querido lector, y si conoces alguna forma de que esto pare, por favor házmelo saber, ya sea en la caja de comentarios o como te parezca mejor.

Sólo quiero dormir tranquilo y en paz por una noche, para variar. ¿Es en serio demasiado pedir?

 

¿Qué hago, mi querido lector? ¿Qué demonios hago ahora?

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