Ojos de Serpiente: Prólogo

Caminaba a casa aquella tarde, cuando algo tocó su rostro.

Giró su cabeza, atendiendo el llamado de quién sabe qué fuerza, y entonces vio el resplandeciente sol del atardecer colándose entre los edificios, bañándolo de un dorado amarillo.

Cualquier otro día, él se hubiera encandilado con aquella visión, pero algo le hizo parar y quedarse observando de frente ese fuego ancestral. Como si algo titilara entre sus neuronas, una vorágine de imágenes pasó por un instante en su cabeza.

Entonces cerró los ojos y frunció el ceño por un momento minúsculo.

Los autos zumbaban a su lado…

Los pasos y las sombras lo atravesaban sin que pudieran siquiera tocarlo…

El aire olía a humo y a vacío…

Ella

Volvió a fruncir el ceño del dolor en el alma.

¿Cómo demonios te metiste en esto?

Bajó lentamente la mirada, tratando de repasar sus pasos y las sensaciones de cada momento que lo había puesto en ese instante, en ese lugar. Luego, se encontró a sí mismo continuando su camino, casi por inercia, sin siquiera terminar de notarlo.

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La luz abandonaba su sendero tan sutilmente, tan íntima, que incluso la oscuridad le dolía. Pero no era tristeza lo que le abrumaba. Más bien, era aquella búsqueda de la verdad que siempre le había definido, de una forma o de otra…

… Y que ahora le eludía como la más escurridiza de las alimañas, dejando sólo rastros de imágenes difuminadas entre el humo de su cigarrillo y el cansancio de sus pies.

¿Cómo rayos fue que pasó esto?

Por fin, sus voces le permitieron regresar en el tiempo y contarse a sí mismo su historia…

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