No quiero estar contigo.
¿Para qué?
¿Qué caso tiene?
No significa nada
tomar tu mano
y llevarla a uno
u otro lado,
si el viento
que toca tu cuerpo
se siente, por sí solo,
perfecto.
Si las veces
que te he visto en las noches,
en los sueños
que no recuerdo,
estremecen mis rodillas
y calientan
los rincones más innombrables
de mí
al sólo recordar
el sonido de cada uno
de tus cabellos
tocando tus hombros…
Si el gemido
de cada punta de tu piel,
la dureza de tus tetas,
el temblor en tu entrepierna,
la humedad bajando tu espalda,
y el jadeo de tu voz inexpresiva,
silente,
desdeñosa,
volátil,
son tan simplemente indescriptibles
en la distancia y el tiempo…